Luego de más de un año de confinamiento, entradas y salidas de cuarentena, el consumidor a nivel global ha ido cambiado sus hábitos, costumbres y formas de compra.
Para nadie es indiferente que estamos viviendo una importante revolución digital, acentuada y acelerada por un año de pandemia en la que muchas empresas se vieron forzadas a saltar a un nuevo espacio digital o a transformar sus modelos de negocio.
Aplicaciones de última milla, nuevas tecnologías de servicio y nuevas formas de relacionarnos entre nosotros, han ido de la mano con el desafío de generar una rápida adopción tecnológica por parte de todo tipo de negocio, y sobre todo de una industria clave: El retail.
Un desafío de productividad
Según un estudio de la consultora McKinsey, un 51% de las horas de trabajo se gastan entre búsqueda de información y proceso de análisis de datos. Una cifra alarmante cuando hablamos de salas de venta y consumo masivo, donde el tiempo y agilidad son claves.
La digitalización y avance en el comercio electrónico, han creado la necesidad de mejorar los procesos dentro de las tiendas físicas para responder a las nuevas y rápidas exigencias de los consumidores, sin embargo la realidad parece ser muy distinta.
Aún grandes retailers o importantes cadenas de tiendas cuentan con procesos basados en formas tradicionales y lineales de comunicación, por ejemplo, aún gestionan sus incidentes mediante correo electrónico a las áreas encargadas, mensajería instantánea e inclusive, planillas físicas de control.
Si bien esta forma de trabajo más “tradicional” puede ser muy usada, está lejos de ser eficiente. Genera incidentes, soluciones tardías a requerimientos cotidianos de la operación en tiendas y no responde al consumidor exigente y digital al que nos enfrentamos hoy en día, afectando directamente los índices de satisfacción y experiencia de cliente, entre otros.
Hacia un nuevo retail
Según el mismo estudio de la consultora mencionada anteriormente, sabemos que al menos un 30% de las actividades que se realizan a nivel de compilación y procesamiento de datos son automatizables, lo que se traduce en una mejora sustancial en el tiempo de ejecución de tareas e incidentes.
La transformación de las tiendas físicas, requiere un gran componente tecnológico y de automatización, dejar atrás las formas tradicionales de venta al por menor, para comenzar a digitalizar todos los procesos, desde la cadena de suministros, hasta la implementación de acciones comerciales en tiendas.
Es importante considerar, que la automatización de los procesos en retail, no sólo afecta de manera positiva la productividad de los trabajadores en tienda, sino que también permite un seguimiento acabado de los procesos y sobre todo, genera indicadores que son de gran valor para el negocio.
Con la implementación de una plataforma de automatización como Storework, las empresas pueden hacer un seguimiento acabado de todos los incidentes que estén sucediendo en tiendas físicas en tiempo real y desde cualquier parte del mundo.
De esta forma las oficinas centrales pueden controlar cualquier problema en la cadena y solucionarlo de manera rápida.
También estos incidentes se van almacenando en forma de datos, generando informes sobre problemas, frecuencias, áreas y automatizando futuras mejoras, entre otras soluciones.
De cara a esta transformación digital, el nuevo retail es necesario que evolucione sus procesos hacia salas de venta que generen una manifestación de su marca a nivel omnicanal, con una gestión eficiente y sin problemas ante sus colaboradores y clientes.